martes, 10 de enero de 2012

Psicoanálisis y Sociedad

El psicoanálisis y el vínculo social
Por Judith Miller


No es la primera vez que escuchamos los resultados de la elaboración de prácticas cotidianas en la clínica privada y en las instituciones privadas o públicas. Esta vez, sin embargo, es la primera vez que se hace bajo el título de la utilidad pública. Es la primera vez que el psicoanálisis afirma aquello que ya se sabe pero que no se decía, aquello que es tan evidente que puede quedar escondido y que no parecía necesario poner a cielo abierto. Estos últimos años hemos tenido que confrontarnos, con una nueva configuración de la cultura que  necesita explicitar ahora la utilidad pública del psicoanálisis. ¿Cómo es posible que, después de casi cien años de la publicación del texto de Freud "El malestar en la cultura", tengamos que desarrollar e insistir sobre este tema?
Diré brevemente cuál es mi respuesta a esta pregunta.
Asistimos hoy a la articulación de una promesa de felicidad que se convierte en un deber y a una universalización del derecho a la felicidad. La cultura de la globalización pretende realizar tal promesa a través de las leyes del mercado y de sus implicaciones en la vida cotidiana. El libro de Jean-Claude Milner, "La política de las cosas", designa con este término, "la política de las cosas", esta vinculación de la trampa de la promesa de felicidad con los imperativos de las leyes del mercado. Jean-Claude Milner ubica la responsabilidad del Campo freudiano y de la orientación lacaniana como un "deboitement" -como un "no seguir el paso"- ante estos imperativos. El Campo freudiano ha tomado posición, y ayuda a cada uno a tomar posición, en este contexto. No se trata de una mera posición "anti-" que conduciría a una acción que participa y refuerza aquello que rechaza. El "deboitement" -el no seguir el paso- significa abrir el espacio de una política que permita no reducir al ciudadano a un mero usuario de servicios y a un productor-consumidor en una economía mundializada. 
Es el movimiento que produce en la marcha del regimiento de un ejército un desplazamiento, una perturbación. Es el movimiento de un coche que se sale de la fila para ir hacia otro camino.
El movimiento lacaniano opera un "deboitement" -un salirse de la fila- abriendo un espacio donde pueda reintroducirse la palabra de un sujeto que está siempre dividido, donde el equívoco pueda ser escuchado. Este espacio es el espacio de la humanidad que permite tener otro recurso que la repetición o el pasaje al acto. Esta humanidad está amenazada por el hecho de quedar reducida al mutismo a través de las normas y de sus protocolos establecidos, así como por todas las técnicas que manejan la sugestión y el forzamiento autoritario. 

Mucha gente está ya decidida a elegir el "deboitement", a resistir activamente a la estandarización que se impone en nombre de los derechos universales de los seres humanos.
Pienso que el psicoanálisis contribuye a esta resistencia activa y responde a su necesidad. El psicoanálisis no está solo en esta coyuntura, está acompañado por la opinión ilustrada y tiene la responsabilidad de ampliar esta opinión, de hacerse más presente y visible en la opinión pública.
Esta es también una tarea de utilidad pública que evita la dimisión, la depresión, la violencia, y también el aburrimiento.


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