¿Qué nos da malestar? Pregunta difícil de responder ya que cada hombre o mujer dará su respuesta basándose en su experiencia personal, subjetiva… algunos podrán responder: “mi trabajo me da malestar”, “mi pareja”, “Mi hijo”, “mis padres”,”mis pensamientos”, en fin… serian infinitas las respuestas que cada quien podría dar.
Hace 81 años, Sigmund Freud (medico neurólogo creador del psicoanálisis), escribió un texto al que llamó “El malestar en la cultura”, si bien la cultura de hace 80 años atrás casi no guarda relación con la nuestra, del siglo XXI, lo que Freud dice en este escrito aún conserva su actualidad. En este texto plantea que “No hay cultura sin malestar, la cultura es inseparable respecto de un malestar que le es inherente, no puede separarse, malestar y cultura están unidos. “Tal como nos ha sido impuesta, la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles”. ¿Porqué freud dice esto?, pertenecer a una cultura no es algo gratuito para nosotros los seres humanos, existen leyes, prohibiciones a las que debemos someternos para vivir y convivir en sociedad. Pensemos algo simple “los animales”, un perrito cuando esta en celo ¿qué hace?, ¿Busca una perrita conocida, la invita a tomar algo y utiliza todas sus armas de seducción para tratar de convencerla?, por lo menos hasta el día de hoy ¡No ha ocurrido!, sabemos que lo que hace simples a los animales es su instinto, éste les indica que tienen que hacer para vivir. Si tienen hambre, comen. Si tienen sueño, duermen, etc.… Creo que nos es conocido los rodeos que hacemos nosotros para conciliar el sueño, para comer… ¿comemos cualquier cosa?, en realidad no, si podemos elegir, elegimos y hasta nos prohibimos ciertos alimentos para tener un mejor estado físico (en el mejor de los casos).
Volvamos a lo que decía freud en 1930: “Malestar y cultura van unidos”, “No hay cultura sin malestar”. Parece pesimista ¿no?, ¿Qué nos queda entonces? Freud decía que para soportar esto una persona puede valerse de diferentes estrategias: Valerse de distracciones, como por ejemplo el trabajo o una actividad científica académica o valerse de satisfacciones sustitutivas, como las actividades artísticas, los deportes. Estas dos estrategias tienen un fin positivo y apuntan a lograr intensas sensaciones de placer. Subrayemos el “apuntan”, lamentablemente sabemos que en ocasiones esto no sucede…
Por último nombra una estrategia que tiene por fin evitar el malestar o el sufrimiento, esta sería la función que cumpliría la adicción a determinada sustancia: drogas legales e ilegales, alcohol, etc. En este caso alcanzaría con no sufrir, aunque eso no implique encontrar una gran felicidad.
“Tengo que tomarme un par de cervezas para encararme a una chica”, relataba un paciente que se quejaba de haber perdido su “capacidad de levante””. Un hombre de 30 años en su consulta decía: “hace dos años que tomo pastillas para poder dormir, no quiero depender de pastillitas para estar tranquilo”. Estos, como otros casos llegan a una consulta demandando ayuda, una posible solución a su padecimiento singular, donde la labor de un psicoanalista no será juzgar lo correcto o errado que puede estar cada quien, sino poder darle lugar a que ese sujeto pueda poner en palabras lo que le sucede, poner en palabras no solo la queja del malestar que lo invade (que es lo que ocurre al comenzar una terapia, uno comienza por quejarse de los demás, de los otros), sino y sobre todo comenzar a darle lugar a que ese sujeto hombre o mujer pueda permitirse pensar “que tiene que ver él o ella con eso que le sucede”. Este paso no es algo sencillo, ya que suele resultarnos más fácil echar culpas y/o responsabilidades a los demás, que pensar qué hicimos para estar como estamos.
Si partimos de que somos seres hablantes, de que hablamos y de que por el solo hecho de hacerlo nos introducimos en un mundo donde reina el equivoco, que hablemos y nos comuniquemos no implica que nos comprendamos. Creemos comprender tomando como obvias algunas situaciones, suponemos que cuando alguien esta triste se debe a que no tiene todo lo que su corazón anhela. Nada mas falso, dirá Jacques Lacan (psiquiatra y psicoanalista francés). “Hay personas que tienen todo lo que anhela su corazón y que están tristes de todos modos”. ¿De qué se trata entonces?, ¿Será que por querer comprender rápidamente damos respuestas ilusorias a nuestro malestar? Lacan da un ejemplo muy claro: “Cuando se le da una bofetada a un niño, llora, eso se comprende, sin que nadie reflexione que no es obligatorio que llore. Cuando se recibe una bofetada, hay muchas maneras de responder a ella además de llorar, se puede devolverla, ofrecer también la otra mejilla, también se puede decir: golpea, pero escucha”. Se presenta una gran variedad de secuencias que son descuidadas cuando caemos en la tentación de comprender. El ejemplo puede parecer crudo, pero es importante poder dar lugar a la variedad infinita de respuestas que cada uno de nosotros puede tener frente a las situaciones o momentos que se nos presenta en nuestra vida. Suponer que hay cosas que son obvias, cierra posibilidades y solo deja lugar para una manera de ver las cosas.
Una mamá traía a su hijo a una consulta porque se estaba separando de su marido: “Lo traigo porque es una situación traumática para todo chico que sus padres se separen”. Aquí otra vez se estaría dando por hecho que para ese niño es “traumático” que sus padres se separen, puede ser que no sea así, que ese chico este feliz y que la situación sea traumática para los padres y no para el hijo o hija, o a lo mejor si y es un buen momento para que consulte con un profesional.
Desde el punto de vista psicoanalítico se trata de esto, de lo singular, de lo que le sucede a cada quien, sin generalizar, tomando al sujeto como único, como lo que realmente somos, seres únicos con infinitas opciones y elecciones de vida, nada mas se trata de que nos demos el permiso…y nada menos…
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