martes, 20 de septiembre de 2011

Jacques Alain Miller: “Los seis paradigmas del goce”

Jacques Alain Miller: “Los seis paradigmas del goce”


En los meses de marzo/abril de  1999, Miller dicta uno de sus cursos anuales al que llamó “Los seis paradigmas del goce”, posteriormente en el año 2000 dicho curso aparecerá publicado en el libro “El lenguaje aparato del goce”.
Los seis paradigmas del goce, son seis escansiones temporales, cronológicas, que Miller produce con la obra de Lacan. Con estos paradigmas, Miller intenta ordenar los diferentes momentos de la enseñanza de Lacan respecto a la doctrina del goce, proponiendo en cada paradigma  una noción distinta de goce. Miller llama a estos paradigmas “Fotogramas simplificados”

1º paradigma “La imaginarización del goce
(hasta seminario nº 4)
En el primer paradigma "El goce imaginario", es entendido como obstáculo, como barrera a la elaboración simbólica. Este goce imaginario no procede del lenguaje, de la palabra, de la comunicación; sino que está unido al yo como instancia imaginaria.
Este Paradigma refiere al primer movimiento de la enseñanza de Lacan, el cual se desarrolla con la introducción de lo simbólico. Lo que aquí ocupa la escena conceptual es la demostración de la función de la palabra, en tanto dadora de sentido. En este primer momento las consecuencias respecto al goce quedan veladas, y lo que domina es la comunicación concebida como intersubjetiva y dialéctica. Lo que llama aquí comunicación, al principio refiere a la relación de sujeto a sujeto, luego esta intersubjetividad es corregida por Lacan cuando introduce la disimetría en la relación de sujeto a sujeto en “Intervención sobre la transferencia”, los dos sujetos en función no son equivalentes, puesto que el analista sujeto, escucha, puntúa, interpreta y así decide el sentido.
En estos primeros años de la enseñanza de Lacan, el inconsciente aparece unas veces como lenguaje y otras como palabra. En la vertiente de la palabra Lacan desarrolla la intersubjetividad, en la vertiente del lenguaje, pone el acento en la autonomía de lo simbólico (la cadena significante así como vuelve sobre el Otro tiene sus propias exigencias, una lógica).
En este paradigma, el fantasma es el lazo que articula a-a’, en una transitividad que necesitará del nombre del padre para imponer un orden que se superpone.
Otro concepto, como la Regresión, en este paradigma está referida a una disgregación, a una descontrucción del ego y de sus relaciones imaginarias.


Punto de vista económico, punto de vista de la satisfacción
Lacan concede el privilegio al desciframiento simbólico, la  satisfacción esencial debe ser encontrada en la comunicación misma, que tiene que ver con el otorgamiento de sentido. Pero la satisfacción simbólica no lo es todo, ¿Qué ocurre con las pulsiones de la investidura libidinal y de sus fijaciones, del fantasma, del superyó, así como del yo?
Frente a la satisfacción simbólica que extiende su imperio sobre el conjunto del psiquismo, permanece la satisfacción imaginaria, que llamará, el goce.
En el primer paradigma, la libido tiene un estatuto imaginario y el goce como imaginario no procede del lenguaje, de la palabra y de la comunicación, sino que se relaciona con el yo como instancia imaginaria. Si tenemos que buscar el  lugar del goce como distinto de la satisfacción simbólica, lo encontramos en el eje imaginario a-a’. Lacan califica de imaginario todo lo que no es susceptible de ser ubicado en la categoría de la satisfacción simbólica.
El goce imaginario no es dialéctico, es descripto por Lacan como estancado e inerte.
Antes de su informe de Roma, Lacan considera que la transferencia no pertenece a la dialéctica de la experiencia analítica sino que surge de la dimensión imaginaria, apareciendo en un momento de estancamiento de la dialéctica que reproduce los modos de constitución de los objetos.
El primer paradigma acentúa la disyunción entre el significante y el goce. El significante tiene su lógica, tiene su recorrido, liberado de las adherencias al goce. El goce imaginario es susceptible de cierto numero de emergencias en la experiencia analítica, cuando se manifiesta una falla, una ruptura en la cadena simbólica.
Lacan ha relacionado cierto número de fenómenos con rupturas de la cadena simbólica y sus emergencias de goce imaginario:
-La lectura que hace del acting  out tomado de la experiencia de Kris : lo relaciona con la emergencia de una relación oral primordialmente suprimida, con un elemento de goce imaginario.
-En el seminario nº 4 cuando habla de las perversiones transitorias, consideradas como emergencias de goce imaginario cuando la elaboración simbólica falta o falla.
- Miller refiere también  a este paradigma, la primera formula que da Lacan del superyó como figura obscena y feroz, donde el superyó es lo que emerge de una falla simbólica y proporciona fisonomía al goce imaginario. 

Cuando se rompe la cadena simbólica ascienden de lo imaginario los objetos, los productos, los efectos del goce. Todo lo que en  Freud es libidinal, se imputa al goce imaginario, como obstáculo, como barrera. Esto hace que Lacan presente el eje del goce imaginario como de través del eje simbólico, como obstáculo o barrera a la elaboración simbólica (esquema L , eje a-a’ , muro del lenguaje).
Lacan siempre añada que este imaginario está, al mismo tiempo, dominado por lo simbólico y no deja de recordar que lo imaginario sirve de material a lo simbólico, que lo simbólico opera sobre lo imaginario.

2º Paradigma “La significantización del goce”

(Seminario nº 5 – nº 6 -  Escritos II Subversión del sujeto y dialéctica del deseo - )
En el segundo paradigma, "La significantización del goce", asistimos a una transposición de lo imaginario en lo simbólico; una reescritura conceptual de los términos vertidos en la categoría de lo imaginario que resultan términos fundamentalmente simbólicos.
Este paradigma pertenece al segundo movimiento de la enseñanza de Lacan, no prosigue solamente al primero sino que se incorpora al primer paradigma, lo completa, hasta imponerse progresivamente, logrando prevalecer sobre el  primero.
Lacan muestra la consistencia y articulación simbólica de lo que es imaginario. Las pulsiones, no solo se estructuran en términos de lenguaje, (son capaces de metonimia, de sustitución, de combinación), sino que la pulsión se escribe a partir del sujeto simbólico, de la demanda, de un término eminentemente simbólico.
Esta sigla ($ <> D ) es un momento capital de la significantización del goce. Lacan escribe esta demanda del Otro en la formula de la pulsión: retranscribe la pulsión en términos simbólicos. (Ver en escritos II “subversión del sujeto y dialéctica del deseo” Pág. 796 donde dice “Si nuestra grafica completa nos permite situar a la pulsión como tesoro de los significantes, su notación como 
($ <> D) , mantiene su estructura ligándola a la diacronía. Es lo que adviene de la demanda cuando el sujeto se desvanece en ella”)
En relación al fantasma, Lacan se dedica a mostrar que no hay fantasma que no sea asimilable a una cadena significante, de ahí la formula del fantasma que proviene de este segundo paradigma ($<>a): la imagen en función significante está articulada al sujeto simbólico. Esta escritura del fantasma permanecerá mucho tiempo en la enseñanza de Lacan como el símbolo de la conexión entre lo simbólico y lo libidinal, además por mucho tiempo la cura se centrará en el fantasma como siendo el punto nodal donde lo imaginario y lo simbólico se concentran, como punto de capitón, esencial de estos registros.
Con este segundo paradigma, la Regresión es de naturaleza simbólica, se realiza por el retorno de significantes que han sido empleados en demandas pasadas.
El gran momento de este paradigma es el falo, su estatuto de imagen lo distingue ya del órgano, se desplaza para privilegiar su estatuto simbólico. El borramiento del goce por el significante, es lo que aparece en este paradigma, que esta condicionado por el modelo de la tachadura y pone de relieve el efecto de sublimación. El significante anula el goce y lo restituye con la forma del deseo significado.
Este paradigma responde a un movimiento inverso de reabsorción del goce en lo simbólico, lo imaginario continúa su existencia en su propia dimensión. El goce está repartido entre deseo y fantasma. Por un lado, es deseo, (significado de la demanda inconsciente), que es al mismo tiempo deseo muerto. Por otro lado es fantasma, donde se contrae todo lo que el goce comporta de vida. Este fantasma comporta la vida, el cuerpo viviente por la inserción del pequeño a. Este pequeño a conserva todos sus linderos imaginarios y concentra el punto mismo de lo libidinal ligado a lo viviente. Del lado del sujeto barrado  tenemos un ser de muerte porque es solamente función significante.
3º Paradigma “El goce Imposible”
(Seminario nº 7 - )
Presentación de la masividad del goce, ubicado como fuera de alcance. El goce conectado al horror.
 Paradigma que introduce el seminario “La ética  del psicoanálisis” (seminario que para el mismo Lacan era una especie de  corte)  y que podemos llamar   "El goce imposible" que quiere decir  el goce real. Eso es lo que quiere decir das ding, quiere decir que la satisfacción, la verdadera, la pulsional, no se encuentra ni en lo imaginario, ni en lo simbólico, está fuera de lo que está simbolizado, es del orden de lo real. Esto implica que tanto el orden simbólico como la relación imaginaria están para contener el goce real.
 Este paradigma implica una sustitución de la represión por la defensa. Mientras que la represión es un concepto que pertenece a lo simbólico; la defensa designa una orientación primera del ser. Se ilustra una profunda disyunción entre el significante y el goce.
En este paradigma tenemos una verdadera ruptura. El goce pasa a lo real, está descripto como fuera del sistema y tiene como rasgo un carácter absoluto. El goce esta puesto de relieve como fuera de sistema, sólo se accede al goce por forzamiento, es estructuralmente inaccesible, salvo por trasgresión. La gran figura de Antígona aparece en primer plano, como franqueando la barrera de la ciudad, la ley, la barrera de lo bello, para avanzar hasta la zona del horror que implica el goce.
Deseo y fantasma no saturan aquello de lo que se trata en el goce y se encuentra forzado a echar al goce fuera de lo simbólico y de lo imaginario en lo real. Este paradigma pone al goce del lado de la cosa, (el goce masivo)  La cosa es el Otro del Otro exactamente en tanto falta en el Otro.
4º paradigma “El goce fragmentado”
Del goce fragmentado al goce normal
(Seminario nº 11)
Aquí ya no se habla de un goce masivo y fuera del alcance, sino de un goce fragmentado en objetos a. No está situado en un abismo, sino en un pequeño hueco.
Lacan dice “El objeto a es simplemente la presencia de un hueco, de un vacío”. Tenemos acceso al goce por la pulsión vuelta a pensar, a través de una pulsión que hace una ida y vuelta. En el seminario “los cuatro conceptos…”, el modelo de relación al goce es el arte, el cuadro, la contemplación pacifica del objeto de arte. Lacan dice “La obra de arte calma a la gente, le hace bien”.
En el seminario 11 se comienza por el cuerpo fragmentado de las pulsiones parciales, por las zonas erógenas autónomas que buscan  cada una su propio bien. Luego si hay una integración se realiza gracias al goce pulsional, que es un goce automático alcanzado siguiendo el camino normal de la pulsión, su ida y vuelta, sin trasgresión. En este paradigma se forja una alianza entre el significante y el goce. La finalidad de los dos mecanismos de Alienación y Separación, es la articulación estrecha entre lo simbólico y el goce.
Las dos operaciones:
Alienación: es de orden simbólico. El resultado de esta operación implica una respuesta de goce. Es la separación
La operación de alienación nos da un sujeto significante, reducido a una falta de significante, es decir, no tiene otra sustancia que el conjunto vacío.
Para poder presentar la operación de separación y la introducción de un objeto a como respuesta a la falta significante, hay que introducir las propiedades del cuerpo sexuado, su mortalidad, su relación con el Otro sexo, su individualidad. Lo que con Lacan se traduce como pérdida de vida que implica como tal la existencia del cuerpo del sujeto. Podemos introducir los objetos de la pulsión como reparando, colmando esta pérdida de vida.
Alienación, está hecha para unificar dos conceptos, identificación y represión. La identificación, supone a un significante que representa al sujeto, significante absorbente que esta en el Otro, al cual el sujeto se identifica, al mismo tiempo que permanece como conjunto vacío, (división del sujeto). Entonces, por un lado el sujeto permanece como conjunto vacío y está representado como significante. Por otro lado, encuentra, al mismo tiempo Represión. Si tomamos una cadena significante cuyo mínimo es S1-S2, la represión quiere decir que uno de los dos pasa por debajo, aquel que representa al sujeto.
Separación: Conlleva el funcionamiento normal de la pulsión en tanto que responde al vacío que resulta de la identificación y de la represión. Del mismo modo que el sujeto vale como falta-en-ser, la pulsión se define como incluyendo un hueco, una hiancia.
En este seminario Lacan describe al inconsciente como un borde que se abre y se cierra. Poner de relieve lo que se abre y se cierra, permite volver al inconsciente homogéneo a una zona erógena. Lacan describe al inconsciente como una zona erógena, para mostrar que hay una comunidad de estructura entre el inconsciente simbólico y el funcionamiento de la pulsión.
Aquí el goce, en lugar de aparecer como irreductible a lo simbólico, en lugar de estar puramente reducido al significante, el goce es, a la vez, distinguido como tal al mismo tiempo que inscripto en el funcionamiento de un sistema.
Lacan abandona la noción de significante del goce. Nos introduce el objeto a, éste es un elemento del goce.
5º Paradigma “El goce discursivo”
(Seminario nº 16, 17 – radiofonía)
 "El goce discursivo";  consiste en deducir esa falta, ese agujero de goce, a partir del significante. Dando cuenta de la relación con el goce intrínseca al significante.
Corresponde a este paradigma, la elaboración de Lacan de los cuatro discursos. Lacan llamó discurso a la alienación y a la separación unificados. En “el reverso del psicoanálisis” dice: Hay una relación primaria del saber con el goce, que hay que entender como: Hay una relación primaria de los significantes con el goce.
Con la noción de discurso cambia la idea de que la relación significante/goce es una relación primaria y originaria. Allí Lacan valoriza la repetición como repetición de goce. El significante representa un sujeto para otro significante, es una relación que resume la alienación simbólica, pero los discursos de Lacan introducen que el significante representa un goce para otro significante. Al representar al goce, el significante falla tanto como el significante que representa el sujeto, ya que queda el conjunto vacío al lado.
Con este paradigma el goce al mismo tiempo que está prohibido, puede ser dicho entre líneas. Lo que aparece en el paradigma 4 como una pérdida natural de vida, en el paradigma 5 aparece como un efecto del significante, como pérdida significante de goce.
Sin duda hay una anulación, mortificación del goce, pero esta vez concebida como pérdida de goce, situada como efecto del significante. No es más una pérdida proveniente de la naturaleza sexuada misma, como en el paradigma 4, sino una pérdida totalmente significantizada. 
Lacan introduce el objeto a como plus de goce, como suplemento de la pérdida de goce. (Ruptura completa con los términos del paradigma 3). Lacan opone al término trasgresión, la repetición significante que vale como repetición de goce.
En el “reverso del psicoanálisis”, muestra que la repetición es necesaria para el goce. “La repetición se funda en un retorno de goce, la repetición apunta al goce”. Desde este momento el acceso al goce se alcanza por la vía de la entropía, de la pérdida producida por el significante.
El goce como Das ding, es pensado como un lugar fuera de lo simbólico y también como una identidad.
El goce como objeto a de la pulsión, el objeto oral, anal, escópico, vocal y eventualmente la nada.
La noción de plus de goce, aporta algo nuevo sobre el goce. El goce, como plus de goce, como lo que colma, pero jamás colma la pérdida de goce, lo que al mismo tiempo que da a gozar conserva la falta de goce, allí la lista de los objetos a se extiende, se amplifica. Los objetos de la sublimación están incluidos en la lista de los objetos a. La noción de plus de goce en Lacan, tiene por función extender el registro de los objetos a a todos los objetos de la industria, de la cultura, de la sublimación. Esto es lo que llama Lacan los nimios objetos a, lo que abunda en la sociedad para causar nuestro deseo y taponar la falta de goce.

6º Paradigma “La no relación”
Con el sexto y último paradigma, que Miller ubica en El Seminario 20, Aún; se presenta una inversión de todo el recorrido de Lacan. Este paradigma se funda en la no relación del significante y del significado, de goce y del Otro, del hombre y la mujer, bajo el modo de no hay relación sexual. Los términos que aseguraban la conjunción – el Otro, el nombre del padre, el falo- son reducidos a ser conectores. Miller representa este paradigma con dos círculos eulerianos cuya intersección está marcada como vacío.


La intersección vacía, es susceptible de ser llenada por términos que podemos considerar como suplencias. Este paradigma nos permite localizar el lugar en el que operan rutina e invención. Lo que es susceptible de suplir esta conexión que falta da cuenta de la rutina (tradición, herencia) o bien lo que puede ser inscripto en el registro de la invención.
Lo que distingue este paradigma es tomar como punto de partida el goce. El punto de partida no es el No hay relación sexual sino, al contrario, un Hay. Hay goce.
Lo que ocupa a Lacan en el seminario aún es poner en evidencia todo lo que del goce es goce Uno, es decir goce sin el Otro. De la misma manera que en sus comienzos se ocupó en demostrar que el goce era de pies a cabeza imaginario, aquí hace la demostración que el goce es fundamentalmente Uno, es decir, prescinde del Otro.

Versiones del goce Uno
-         El lugar del goce, es el propio cuerpo, es siempre el propio cuerpo que goza a través del medio que sea.
-         Goce en tanto está concentrado en la parte falica del cuerpo. Lacan pone el acento en el goce fálico, en tanto otra figura del goce Uno. Define este goce fálico, como goce del idiota, del solitario, un goce que se establece en la no relación al Otro.
-         Hay un goce de la palabra, la palabra es conexión al Otro en tanto palabra dirigida, el goce de la palabra no interviene en Lacan más que como una figura del goce Uno, separado del Otro. La palabra es goce, no es comunicación al Otro, es lo que quiere decir el blablabla. Desde la perspectiva del goce, la palabra no apunta al reconocimiento, a la comprensión, que no es mas que una modalidad del goce Uno.
-         En cuarto lugar Lacan nos da una versión de la sublimación que no implica al Otro.
El goce Uno es real, mientras que el goce del Otro aparece ya como una construcción problemática. El goce del Otro, es el goce sexual, el goce de Otro cuerpo sexuado diferentemente. Cuando se parte del goce, el Otro es el Otro sexo.
Este concepto de no relación que domina el sexto paradigma pone límite al concepto de estructura. No hay relación sexual, quiere decir que el goce da cuenta del régimen del Uno, que es goce Uno. El goce sexual, el goce del cuerpo del Otro sexo, esta especificado por una no relación. 





3 comentarios:

  1. Gracias por esta síntesis que habría que desplegar. Fantástico artículo si adormece.

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  2. genia!!! tenes este texto escaneado? me lo pasarias? vickyrotemberg@gmail.com

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